Y vuelvo sin hambre, sin sueño.
Y vuelco mis sueños en vasos (cada vez más llenos) de ojeras.
Palabras de menos.
Pensamientos de más.
Escasean las lágrimas
(las que ya no existen se convirtieron en dolor).
Es que sí... cada vez lloramos menos pero sufrimos más.
(bueno... al menos es lo que a mí me pasa).
Es como si todo eso que antes derramaba, se quedase adentro calando el cuore cual punzón caliente en telgopor.
Los pies rotos y las ganas excesivas de encontrar eso que no quiero salir a buscar.
Aturdida por el frío.
Desvelada de esperar
(era de esperar).
Y gracias a la vida que aún estás.
Porque abrir la puerta y verte temblando de alegría, que le usurpes el hábitat a mi sombra, que respires tu alma en mi cama y desparrames partes de vos hasta en mis codos son los más maravillosos amaneceres y las caricias más cálidas, más profundas, que ensanchan sin límites la felicidad de este corazón que te regalo.
domingo, 12 de agosto de 2007
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