jueves, 14 de agosto de 2008

.Remontando pozos.

Te sirvieron la mesa del engaño y te atragantaste con la desconfianza, vomitando así en tu corazón toda la incredulidad que te latía cada vez que tus tímpanos se aturdían con el roce de la caricia de sus palabras.
Volcaste por completo tus fantasmas sobre la tierra donde germina el amor y se convirtieron en esto que son ahora, que no sé bien lo que son pero que lo único que hicieron fue tratar de darte lo mejor.
Todo tu aparato digestivo se fue recomponiendo. Ya casi que no te dolían ni los dientes y de repente viste asomarse por lo bajo el ojo de un tímido avestruz y te imaginaste una pandemia de gusanos en su boca.
Y te ardieron los ojos.
Y te cayó baba de lágrimas.
El struz te contó que al barrilete lo empujaba el viento y no se hacía vuelo por la imaginación del sol cuando pintaba los colores en el cielo, que desde el fondo del río son las algas quienes lo visten de verde y que las mariposas son orugas que viven un día.
Y vos, te remontaste sola en el viento que viaja a las mariposas, buscando el sonido de esas agujas que atrasan las horas. Queriendo ir a ese tiempo en el que las algas todavía no nacieron.
Pero si el avestruz no saca esa cabeza de su propio pozo no podrá remontarte ni siquiera con la mirada.