lunes, 29 de diciembre de 2008

Tengo el hocico encendido
y los ojos apagados,
y ellos el miedo
de un cobarde agazapado.

El futuro es tan incierto...
¿para qué vamos a preocuparnos?
si lo malo que nos pase
alguna vez será pasado.

lunes, 8 de diciembre de 2008

.TE EXTRAÑO.


Cada vez quedan menos recuerdos que te acercan enterita. Casi siempre, uno de los sentidos escasea en mi reconstrucción de tus momentos vividos conmigo.
Pero te imagino recostada patas para arriba y te acaricio esa pancita toda suavecita y fresca.
La toco.
Estoy sintiendo en cada uno de mis dedos, cada una de tus tetitas de niña y te escucho suspirar mirándome entregada a las caricias que te dedico.
Cuando estoy en la cama abrazo fuerte fuerte a los bichitos con los que duermo y de a poco se transforman en esos ronquidos que tanto me entorpecían el sueño (qué ganas tengo de que me entorpezcas el sueño).
Observo un recuerdo de una uñita tuya que me queda y las escucho a todas tintinear en el piso de mi pieza, y engarrarse con fuerza como cuando te metías abajo de la cama.
Me gustaría que conocieras a Pedrito y a las nuevas plantitas que habitan conmigo.
Me gustaría verte moviendo la cola, saltando, comiendo, haciendo caca, durmieeendo.
Quiero oler el perfume de tus orejas y darte un besito entre las cejas.
Me hacés falta, compañera: cuando duermo, cuando llego a casa, cuando me siento marginada.
Te necesito al lado mío, oliendo mi llanto o lamiendo por minutos toda la cara de mi amado.
Quiero verte, y me conformo con hacerlo cada vez que miro esa estrella.
Mi más importante deseo es que cuando muera, me invites a vivir en ella.