.Melimé.

sábado, 10 de octubre de 2009

Me alejo por temor al dolor.

Vuelvo por terror a la soledad.

Anónimo dijo...: Como si fuera obra pura de la pasión la vela consume su cuerpo bajo el fuego; se deja derretir por las peripecias del ambiente y por como si fuera poco, enardecida, emana energía y palabras luminosas que encienden cualquier lugar en donde navegue.
Jamás toma en cuenta el tiempo, mucho menos se detiene a pensar que tanto fuego hará que su paso por este mundo real/racional se acelere hasta el fin.
Nono, porción de cielo, lo más impactante de la vela son sus principios, porque no relega por nada en lo absoluto arder de pasión, sin parar, resistiendo cualquier treta y embestida del viento. Hasta que de un suspiro elevador, un esbozo de simil "tarea cumplida" se extingue.
Cuando ya dio toda la luz que pudo dar, cuando se entregó en todo su cuerpo, al bravor del fuego, pide el pase y cuelga los botines dejando el lugar a nuevas llamas que arderán con el mismo ímpetu juvenil.

Abrazo de gol y muchos sueños bajo la almohada.

IMPORTANTE RECOMENDACION: prohibido interrumpir el proceso de sensaciones derramando lágrimas sobre el candil.

PD: más oscuro que el olvido... es la pasividad al recordar.

Siempre presente...
SIR YANTA.; 18 de octubre de 2009, 0:56

sábado, 10 de octubre de 2009