La vida ya
te había dicho que acelerar, acelera cualquiera y te tuvo que poner el freno
que vos no pudiste pisar. Te estrelló con todas las luces que creías ver… luces
que encandilaban. El impacto del choque te dejó con la cabeza desorbitada, el
motor incendiado y un airbag que asfixiará hasta que se desinfle por completo. Volcaste
de tanto andar sin ver y quedaste escondida en lo más oscuro de la ruta, entre
las sombras de tu propio camino, con el frío electrocutándote los huesos y
torciéndote el esqueleto para siempre. De ahora en más sólo queda esperar el
rescate en este futuro cada vez más incierto. Revivirá tu cuerpo a los golpes y
llegará pronto ese presente a puro sueño. Porque seremos más limitadas pero mucho
más libres que antes.
domingo, 25 de junio de 2017
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)