Acumulada de calor abrirás un día y sobre una suave piel vivirás el sol.
Deberás aprender a ser entre las espinas.
Caminarás por ellas hasta que la filosa punta de alguna se clave en lo que te
palpita.
Dejarás correr la gota rojiza y cambiarás la piel dejando que tu desnudez se
bañe de tu propia herida.
Descenderás derramando el salado cristal que nace desde donde se mira y
empañarás la claridad de tu propia vista.
La noche se cerrará. A veces la luna será tu guía.
Descubrirás un nuevo amanecer cuando se seque todo lo que limpia y consumarás amor
transitando tu propio renacer.
Será renovador, pero el calor por contener brotará con una porción de astilla.

