sábado, 15 de septiembre de 2007

.Orgullo.

Él, que te carcome la piel y la carne, dejándote el alma como roca en plena sudestada.
Él, que te astilla los huesos para que, del dolor, no puedas pronunciar (ni) una palabra.
Ese que esquiva la mirada y se atraganta con el polvo que no se limpia de las cajas.
Ese que te pincha las venas, que te agrieta las arterias, y que te infla con sangre la cabeza.
Un enemigo de la sensibilidad y de la inseguridad descalza.
Ni oruga, ni grillo.
Un cobarde que se cree pillo demostrando nada importarle.
Ese que te gana la pulseada y se te ríe en la cara (a carcajadas).
Ese que mira al cielo pero aspira cemento.
Ese que no te eleva.
Ese con poses de grande, con candado, con llave.
Ese que no acepto.
Ese que nos deshace.

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