Tengo un lápiz que respira humo cuando se enciende. Con él puedo dibujar en blanco y gris el aire, con él puedo quemarme. Si quiero también me pinto los ojos para romper un poco el rojo que baila alrededor de mis pupilas.
Pero hoy prefiero dibujarlo.
Y me subo a la escalera que hago nacer con algunos zigzagueos de mi mano. Empiezo a treparme con los dedos y en lo alto me abrazo de los escalones que ahora me escriben cosas en el aire.
Y dando saltitos desde la punta del volcán me transformo en una nube redonda y hueca, como un aro, como nuestro anillo de amor y empiezo a llegar flotando a una luna brillante y de cartón.
De cartón, pero brillante.
A veces soy una artista aérea de mis sueños, y a veces soy el vuelo de un artista en sueño cuando te pienso.
miércoles, 27 de febrero de 2008
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