Todo es un engaño. El mundo es un teatro lleno de personajes enmascarados que viven de la tragicomedia y la hacen vivir. La primavera es lluviosa y las gotas caen cada vez más sucias. La lluvia va a dejar de regar a las flores y a los payasos ya no les va a funcionar ese chiste. Mientras tanto, nos seguirán vendiendo inseguridad para vendernos seguridad y vamos a seguir dejando que nos vayan transformando en aparatos. Elegimos alimentarnos con comida envasada, que también es una mentira, para oxidar un poquitito más esta chatarra que de tanta superficialidad se parece más a una armadura que a una memoria de disco rígido. Las imágenes de las fotos tampoco son reales y a las publicidades no les cree ni el que decide comprar el producto. Los dedos van dejando de acariciar las cuerdas de las guitarras  y los hilos de nuestra marioneta se han transformado en cables que, enrejando el cielo, quieren custodiarnos para poder manejarnos mejor.
Ya no hay casi nada cierto, si cada vez hay más hipnotizados y menos despiertos. Más celulares sonando y menos corazones latiendo.
miércoles, 9 de noviembre de 2011
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