martes, 5 de mayo de 2015

.El poder de la verdad.

Dios ha sido presentado como verdad absoluta. Se ha impuesto como ser celestial todopoderoso, dueño del reglamento del buen ser humano y el único capaz de proveer nuestra salvación terrenal, y misteriosamente algunos hombres eran intermediarios de los pecados que debíamos confesar para alcanzarla. ¿Qué cuento más claro de dominación de poder desde una verdad irrefutable por la razón nos pudieron haber contado?
Parece que la ciencia y la tecnología hoy pueden resolver cuestiones que evidentemente dios no, dejándolo cada vez más adormecido en la historieta del pasado. Dios ha pasado de moda, porque su idea tradicional ya no nos sirve. Lo que antes se hablaba en el confesionario, hoy se charla con el psicólogo y el poder de la verdad la tienen los medios de comunicación. 
Y si no hay hechos sino interpretaciones y no hay verdades sino certezas, la verdad de la vida es lo extraordinariamente todopoderoso, con su infierno y su paraíso. Lo que cada latido nos escribe, lo que cada vibración nos conmueve. Creyendo en todo lo que se puede sentir, lo veamos o no.
Si hay un dios, que sea de libertad y de apertura, no de represión y sumisión, no de limitación humana por dejar todo en manos de un ser inalcanzable.

Y si realmente existe ese dios omnipotente que pudo crear grandezas como el sol, el mar, el cielo y la tierra, y no hace desaparecer simples miserias terrenales, es un terrible hijo de puta.

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