Cuando dormís tus suspiros hacen melodías. Tu respirar con los ojos cerrados se siente como el canto de los Duendes, como el vaivén de la hamaca de las Hadas. Y tu hocico: la casita de los Gnomos. Todo tu pelo, terciopelo. Tus orejas los toboganes hacia la esencia de la ternura (como tu carita nevada, como las plumitas de tus mejillas). Y ai… Tenés los ojos maquillados.
¿sabés que tengo ganas de despertarte para verte moviendo la cola?
Pero es que sos un paisaje de fantasía así…
Y tan feliz hamacando tu rabo.
Y tan feliz así… a tu lado.
Después de un rato le agarró hipo:
Le dí un sustito
y se le fue.
sábado, 1 de septiembre de 2007
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